“El arma de EEUU”: el rifle que aparece una y otra vez en los tiroteos masivos
El arma que usó el atacante de Sutherland, Texas, fue un rifle AR-556, una variante del rifle AR-15, el mismo que usaron los atacantes de Las Vegas y de Orlando, las masacres a mano armada más letales de la historia de Estados Unidos.
Este rifle también aparece en la mayoría de los tiroteos masivos más recientes: en Umpqua, Oregon, en octubre 2015; en San Bernardino en diciembre de 2015; en el cine de Aurora en julio 2012 y en la escuela primaria Sandy Hook en diciembre 2012.
Todas estas armas tienen algo en común: son rifles de alta capacidad conocidos como 'armas de asalto'. La más popular es la AR-15. (Un mito común es que las siglas AR significan ' assault rifle' o 'rifle de asalto', pero de hecho significan ArmaLite, la manufacturera inicial del arma).
El rifle AR-15 es, de lejos, el arma más popular en EEUU: la NRA, o Asociación Nacional del Rifle, incluso la llama "el arma de Estados Unidos". ¿Por qué es tan popular? La AR-15 es económica, liviana y fácil de usar. En promedio, puede costar entre 600 y 1,200 dólares y pesar unas 8 libras. La NRA la considera una de las armas para uso civil más seguras y confiables.
En 2012, había aproximadamente 3 millones de rifles AR-15 para uso común en el país. Este número ha aumentado, y aumenta aún más después de cada masacre: después de los tiroteos de Aurora y Sandy Hook "hubo un incremento de 30% a 50%" en las ventas de rifles AR-15, según le dijo un analista de la industria de las armas, Brian Ruttenbur de BB&T Capital Markets, a CNN tras la masacre de Orlando en junio de 2016. Con cada tiroteo, la controversia y la politización del arma crece, y los s de armas, temiendo que la AR-15 se vaya a prohibir, salen a comprarla antes de que esto pase.
El rifle en el centro de la controversia
El rifle semi-automático AR-15 es quizá el modelo más controversial en el debate sobre el control de armas. El rifle estuvo prohibido bajo el Assault Weapons Ban, o la Ley de Prohibición de Armas de Asalto, que aprobó el expresidente Bill Clinton en 1994. Los fans del AR-15, como Chuck Berwick, el dueño de una tienda de armas en Nueva Jersey que me explicó cómo funcionan estos rifles, aún no se lo perdonan a Clinton.
Aunque esa prohibición expiró en 2004, bajo algunas de sus modificaciones, el arma sí está prohibida hoy en muchos estados, como Nueva Jersey o California. El arma que usaron los atacantes de San Bernardino, por ejemplo, tenía modificaciones que la hacían ilegal bajo las leyes de ese estado.
Para Berwick y sus clientes, las armas son un estilo de vida, su sustento y su recreación. Ellos dicen que legislar y prohibir cierto tipo de armas no tendría ningún efecto en el número o intensidad de los tiroteos. Para ellos, al igual que la postura oficial del partido republicano, el problema no son las armas sino otros temas como la salud mental.
Armas legales e ilegales
La diferencia entre un AR-15 que está bajo la ley y uno que no es mínima, me explicó Berwick, y solo profesionales entrenados o fanáticos de las armas pueden distinguirlas. Yo, que no soy ninguna de las dos, no fui capaz de distinguirlas cuando me las presentaron lado a lado en el mostrador de Banger’s, la tienda de Berwick, que también es un campo de tiro en el pequeño pueblo de Winslow.
Ambas son semi-automáticas, que significa que no hay que apretar el gatillo con cada disparo, como sí hay que hacerlo con un rifle manual. Las armas semi-automáticas, en cambio, disparan en ráfagas limitadas. Las automáticas, como las metralletas, pueden disparar ráfagas ilimitadas, o limitadas tan solo por la cantidad de municiones que le quepan al arma.
Estas diferencias entre un rifle manual, que es legal en EEUU, y el tipo de AR-15 que no es legal, la noté personalmente al dispararla en el campo de tiro de Banger’s. Aunque ambas son pesadas, el AR-15 es más liviano y al dispararlo el contragolpe o culatazo es menos fuerte. Al día siguiente de disparar el rifle manual (la primera vez que disparaba un arma en la vida) tuve la sensación (errada) de que se me había dislocado el hombro.
En cambio, un día después de disparar el AR-15, no sentí nada. La experiencia fue menos violenta, por lo menos para el que dispara. Los disparos, en ambos casos por supuesto, son ensordecedores, y está requerido usar tapones para los oídos y gafas transparentes para los ojos, para protegerse cuando salta el casquillo en el momento en que la bala se dispara.
Las diferencias entre las armas que han usado los diferentes tiradores de las últimas masacres son mínimas. La Sig Sauer que usó Omar Mateen, el atacante de la masacre de Orlando, por ejemplo, no es muy distinta al AR-15. Aunque tiene una estructura interna diferente, es casi idéntica estéticamente. El folleto del manufacturador de la Sig Sauer incluso la describe como un arma "corta, ligera y silenciosa" que cuenta con varias características al "estilo AR".
Y lo más importante: también es un rifle de "alta capacidad", que según las leyes de los estados que las prohíben, significa que puede disparar más de 10 rondas. Al cargador de la Sig Sauer le caben 30 rondas. En el ataque de Orlando murieron 49 personas y resultaron heridas 50, la peor masacre en la historia de EEUU, hasta que ocurrió la masacre de Las Vegas, donde murieron 58. En ese caso, Stephen Paddock usó otro dispositivo casi igual de controversial que la misma AR-15, los bump stocks, o gatillos de repetición, que permiten disparar a mayor velocidad casi igual que un arma automática.
Entre s de armas, el AR-15 también es popular porque se puede adaptar a la medida de hasta 17 maneras diferentes. Se puede modificar con diferentes colores, como este rifle rosado de 437.99 dólares, o añadir una mira para apuntar mejor, como me explicó Berwick. También se puede montar sobre un trípode y añadirle un silenciador, como lo hizo el atacante de Las Vegas. O se le puede acortar el barril para ajustarse a personas más pequeñas, como mujeres o niños.
Los defensores de la política de restricción de armas tradicionalmente han señalado al AR-15 como un rifle a prohibir, sobre todo después de que ocurren masacres como la Sutherland Springs, Texas. El tiroteo dejó sin vida o hirió a madres embarazadas, adolescentes, ancianas y niños pequeños. No sería la primera vez, y a juzgar por el discurso político cíclico tras cada masacre, muy probablemente, no será la última.