Cielito lindo

Madrid, España, a 2 de junio de 2024.
Cuando lean esto, todo habrá pasado. Tratando de entender al México que ya no será el mismo.
Son las diecinueve horas de una tarde soleada en Madrid. Los turistas detienen por un momento sus maletitas rodantes y preguntan qué festejamos. Dos chicas comen de prisa su ensalada en platos desechables, la pareja que está detrás de mí, el novio un español solidario, se besa interminable y sonoramente, y calculo por cuánto tiempo podré aguantar sus arrumacos. Me distraigo con el joven que encuentra en un contenedor de desechos la maceta perfecta para usarla como silla o con algunos perros que acompañan a sus dueños. Empezamos todos a acampar. Miles hemos regresado después de haber intentado votar sin éxito durante las primeras horas del día con la esperanza de que habrá menos fila.
Pero esto se ha vuelto una misión casi imposible. Debemos hacerlo en el Consulado de México, cuya puerta es custodiada por la Policía Nacional y bajo la mirada atenta de los leones gigantes del Congreso de los Diputados. En este lugar tenemos puesto el objetivo, pero estamos kilómetros atrás. Caminamos diez pasos. Nos detenemos. Enviamos emisarios a la zona cero mientras guardamos su lugar para que nos digan qué ven, qué escuchan, si esto ¿se mueve?
En las calles aledañas al Consulado nos mecemos como tentáculos-serpiente hacia la pequeña entrada que succiona con una lentitud dolorosa a quienes logran cruzarla. Así seguirá 12, 13, 14…18 horas más.
Casi 12 millones de mexicanos vivimos en el extranjero*. De aquí, 97% reside en Estados Unidos. En Europa somos 103,000. De estos, 71,000 habitamos en España. Del resto de países con mayor registro de mexicanos en el exterior, somos el segundo después de Canadá. Solicitamos votar aquí desde hace meses, además de los 1,500 que desean hacerlo sin haberse registrado y como prueba de que lo lograrán, reciben un papelito con el número seriado marcado en tinta negra. A las ocho de la tarde no han cruzado más de 150 y hacemos cuentas.
Aquí estamos y de aquí no nos movemos. No logramos entender que haya solo siete terminales para registrar nuestro voto electrónico , aunque la jornada caótica se aligera por el espíritu inquebrantable de quienes esperamos estoicamente, y que además se alimenta de una ciudad feliz porque Madrid recibe hoy a los ganadores de la Champions. Por un momento, la serpiente se desdibuja cuando pasa el autobús con los jugadores, aunque inmediatamente regresamos a nuestro lugar. No se ha movido un dedo. Entonces gritamos: “Queremos votar…queremos votar…queremos votar…”.
Aplausos. ¡Salió uno! Lo bombardeamos con preguntas cuando desfila frente a nosotros y finalmente se aleja victorioso, mostrando al aire la tinta indeleble de su dedo pulgar.
Lo público y lo privado empiezan a perder definición. El novio solidario se va a casa, y quienes permanecemos ya con la noche fresca nos contamos historias de hijos, chambas, amores y patria. El repartidor de pizza hace varias entregas, los contenedores de basura se van llenando, los teléfonos celulares se van muriendo y entonces, inevitablemente, nos miramos a los ojos. A medianoche hay francamente pocos desertores y a los que se van los vemos alejarse cargando con pena la decisión de lo que no pudo ser, con el alma en un hilo.
Una voluntaria del INE (Instituto Nacional Electoral) se acerca y la rodeamos, nos avisa que podremos votar hasta que se cierren las casillas en México, 2:00 am del lunes 3 de junio para nosotros. Hay por lo menos 1,000 personas que no lo hemos hecho y seguimos con esperanza. Las casillas llevan abiertas desde las 8 de la mañana.
A lo lejos se escucha el golpeteo de un balón de soccer, no podía faltar la “cascarita mexicana”, otros hacen la ola, los más afortunados reciben el aplauso del apreciable. “¡Dame una V…dame una O…dame una T…dame una A…dame una R…. ¡Votaaar!” La voz de la reportera de una televisora local se pierde entre su crónica y el Cielito Lindo, “canta y no llores”, en una madrugada clara de Madrid.
* datos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior para 2022.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.